El pasado sábado día 27 de febrero de 2.016, comenzamos una nueva excursión de la asociación. En este caso el lugar elegido fue una de las cunas de la cultura, con una de las Universidades mas antiguas e importantes de España y de Europa, la bonita ciudad de Salamanca.
El viaje lo realizamos en tren, aprovechando los excelentes precios que Renfe ha puesto para celebrar la inauguración de la línea de alta velocidad a Salamanca. Partimos de Madrid poco antes de las 9 de la mañana, para estar en el destino a las 10h30′ en un corto trayecto que sirve para descansar un poco del pequeño madrugón. En Salamanca, desayunamos y nos fuimos a dejar los bártulos al hotel Alameda Palace, uno de los mejores de la ciudad, donde ya teníamos las habitaciones disponibles. Como era de esperar comprobamos la destreza de nuestra super agente de viajes Amaya, que nos consiguió a un excelente precio un gran viaje y un gran hotel, perfectamente situado a medio camino entre la Estación del ferrocarril y el cogollo de la ciudad, pero separado del mundanal ruido que nos impidiera el imprescindible descanso nocturno. Una vez alojados, nos acercamos hasta el otro hotel para que dejaran las cosas, los compañeros que se decidieron a última hora y ya no cabían en el nuestro (El Niño del Estrujón y su esposa Pilar).
Una vez alojados nos fuimos a ver la Plaza Mayor, situada a 5 minutos de los hoteles y realizar las consabidas fotos. Desde aquí, nos acercamos a ver la Universidad Pontificia y el edificio situado justo en frente de esta, La Casa de las Conchas, con su precioso patio. Bajando un poco mas, llegamos a las Catedrales de Salamanca, que como bien sabemos son dos y están ambas unidas por una de las naves. Vimos al curioso y famoso astronauta, pasando posteriormente a realizar la imprescindible visita al interior de ambas Catedrales, que nos dejaron impresionados, como no podía ser de otra forma.
De aquí nos fuimos a tomar algo y disfrutar del tapeo de una ciudad que es famosa por ello. Empezamos por el bar Tapas2.0 donde degustamos el vino La Zorra,
vino de estas tierras (D.O. Sierra de Francia) que nos pareció excelente, apreciándose que la combinación de la Tempranillo, con la uva autóctona de la zona Rufete (uva muy rústica con aromas y sabores muy característicos) es de lo mas acertado. Intentamos seguir de tapeo por la ciudad, pero nos encontramos con un grave problema, el tapeo de la ciudad esta tan extendido que no hay quien entre en los bares para tomar nada, esta imposible todo por exceso de aforo. Al final entramos en el famoso Bambú a tomar una cervecita y de aquí nos fuimos a un restaurante en el que comimos, algunos el menú del día y otros nos decidimos por una comida típica de la ciudad: unos huevos rotos con farinato y jamón ibérico aunque no estaban muy logrados los platos.
Posteriormente siesta para algunos y otros tuvieron el disgusto de ir a ver el partido (Madrid – Atleti) con el resultado de 0 a 1 a favor de los colchoneros. Después fuimos a ver a la figura más famosa de la ciudad: La rana, que nos costo bastante encontrar, pero como no hay mal que por bien no venga, nos sirvió para recorrer las calles de la ciudad, precioso recorrido que nos trasladó a otra época. De aquí a tomar algo y a picar, esta vez si, a la calle Van Dick, que aunque también estaba hasta la bandera, al final pudimos cenar decentemente de picoteo. El intensísimo frío y el cansancio hizo estragos y tuvimos que realizar una prudente retirada y disfrutar del merecido descanso nocturno.
Por la mañana hicimos una de las visitas mas recomendables (y cansadas) que se puede hacer en Salamanca. Bajo la insuperable guía de la Cicerone Amaya, nos dirigimos a las Catedrales y realizamos ahora la visita a las mismas por su parte de arriba, desde aquí se disfruta las catedrales de otra manera, distinguiéndose los elementos arquitectónicos que la forman desde arriba y teniéndolos a nuestro lado. Se ve también toda la ciudad desde lo alto y en el interior de la catedral se puede observar la envidia que despertamos entre los que están abajo y nos ven por las pasarelas disfrutar de la misma. Esta envidia la tuvimos, claro esta, nosotros el día antes y por eso y por supuesto con la dirección de Amaya subimos para verla.
Una vez bajamos de la visita, pasamos por la preciosa y moderna Casa Lis, para demostrar que Salamanca no es solo pasado y de aquí al Puente Romano de Salamanca, sobre el rio Tormes, que baja grandioso por estos lares, puente que los que nos atrevimos a cruzar (por el intenso cansancio acumulado) lo atravesamos, viendo otra majestuosa vista de Salamanca desde otro lado diferente y también muy recomendable, siendo impresionante desde aquí las vistas de la catedral. Desde aquí a la iglesia de San Esteban, con su imponente fachada.
Y de aquí a tomar unos vinitos. En este caso el vino elegido fue un Toro, Díscolo que resulto ser un vino de uva Tinta de Toro (tempranillo) de corte moderno muy interesante. De aquí al siguiente garito, donde ahora fue un Tres Picos que es un Garnacha de la DO Campo de Borja, considerado de los mejores en relación calidad precio del Mundo por los grandes gurús del vino. Continuamos con la comida, esta vez de muy buena calidad y la acompañamos por un Madremía (otro Tinto de Toro viejo conocido nuestro). Ya de recogida pasamos a comprar los consabidos hornazos para agasajar a los que se quedaron en Madrid, donde una Milhoja que nos regalo la dueña de la pastelería nos sirvió para echar unas risas y temer por nuestras ropas. Recogida de maletas y a la carrera a coger el tren para Madrid, donde por supuesto nadie pudo dormir.
Prometemos que la próxima visita que hagamos a Salamanca visitaremos la plaza de toros, pues Aure se quedó con las ganas.
Las fotos de la visita como siempre en catastorrejon.eu/fotos pero hay que estar autorizados para verlas