La uva tempranillo es una variedad de “vitis vinífera” originaria de España. En concreto, se considera originaria de La Rioja, donde ocupa más del 75% de la superficie de cultivo. Su cultivo en España es el más importante de las uvas tintas, suponiendo más del 60% del total nacional. Es variedad autorizada en las denominaciones de origen: Alella, Alicante, Almansa, Ampurdá-Costa Brava, Binissalem-Mallorca, Bullas, Calatayud, Campo de Borja, Cariñena, Cataluña, Cigales, Conca de Barberá, Costers del Segre, Jumilla, La Mancha, Manchuela, Méntrida, Navarra, Penedés, Pla de Bages, Pla i Llevant, Ribeiro, Ribera del Duero Ribera del Guadiana, Ribera del Júcar, Rioja, Rueda, Sierra de Málaga, Somontano, Tarragona, Terra Alta, Toro, Utiel-Requena, Valdeorras, Valdepeñas, Valencia, Vinos de Madrid y Yecla, siendo en 14 de las cuales variedad preferente. Es con mucha diferencia la variedad de uva más producida en Rioja, Ribera del Duero, Toro, La Mancha….
Su origen parece haberse producido mediante una hibridación espontanea, sucedida en el último milenio, de las uvas Albillo mayor (turruntes en Rioja) y Benedicto (uva actualmente casi desaparecida). Aunque se consideraba una mutación de la Pinot noir, los últimos estudios genéticos descartan esta hipótesis.
Se considera a la tempranillo, junto a la Garnacha, como las variedades de uva “noble” de España, equiparándola así con las Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Merlot, Syrah, Chardonnay, Sauvignon Blanc y Riesling. Esto se debe en parte a lo bien que se lleva con otras variedades como pueden ser la Garnacha, Cabernet Sauvignon y Merlot.
Su nombre es diminutivo de temprano y es como consecuencia de madurar con alguna antelación a otras uvas de las que se cultivan en España. La uva fue llevada a América por los colonizadores españoles del siglo XVII, donde ha mantenido su identidad genética y aún se parece mucho a sus antepasados españoles.
Actualmente, como consecuencia de la epidemia de filoxera y los distintos portainjertos que hubo que utilizar en la península, es un poco diferente la uva española de la existente en Hispanoamérica.
La uva se cultiva también fuera de España, son frecuentes sus cultivos en Portugal, Francia, Argentina, Chile, Perú, México, Uruguay, Republica Dominicana, California, Australia…
En Francia sin embargo se prodiga poco, esto es debido a que la tempranillo es una cepa muy sensible a las plagas de hongos como en el oídio o el mildiu. Estos hongos con mucha humedad se sienten como en casa y esta es la razón de que no se expanda su cultivo en zonas húmedas.
La planta de la tempranillo, es de vigor elevado y porte muy erguido, es de ciclo corto, con brotación media y maduración temprana, la fertilidad es bastante alta y de producción regular, los racimos son grandes, con hombros marcados, compactos y uniformes en tamaño y color de las bayas, con pedúnculo de tamaño medio y poco lignificado. Las bayas son de tamaño medio o grande, con hollejo grueso, azulado a negruzco. Su forma es circular y de difícil separación del pedicelo. La pulpa, como en casi todas las uvas es no pigmentada, blanda, muy jugosa y carnosa.
En relación a la resistencia a las enfermedades, se muestra poco resistente a ellas, especialmente a la enfermedad de la madera, sin embargo es poco sensible a la excoriosis. Tiene una alta sensibilidad al oidio y media al mildiu, es muy sensible a la polilla del racimo y a los ácaros. Los vientos fuertes hacen que parta con facilidad, por el contrario al ser una variedad de brotación media, la hace poco sensible a las heladas primaverales, en estos casos, la planta retrasa por si sola la brotación. Tolera bien la sequía y responde bien a la lluvia posterior. Es una variedad potasiofila, lo que genera una menor acidez, hay que tener cuidado de no pasarse en demasía con los abonos potásicos. Se adapta bien a la poda en espaldera, prefiriendo que la poda sea alta.
El mosto de esta uva es de color rojo intenso, con acidez baja, pocos taninos pero muy aromáticos. Si la producción por hectárea es elevada, puede perder intensidad de color y si tiene mucho potasio ya sea por el terreno o por el abonado, perderá acidez.
Da excelentes vinos de maceración carbónica, resultando muy afrutados, también en el caso de los jóvenes y evolucionando muy bien en la crianza, especialmente en vendimias maduras.
Una característica de la uva tempranillo, es su capacidad para retener el agua, con mucha influencia en la calidad del vino. Las uvas se hinchan o se encogen, dependiendo del nivel de hidratación. La lluvia en momentos poco adecuados puede hacer que la concentración de la uva sea menor, siendo los vinos resultantes de poca intensidad de sabor y poco color. Obviamente este efecto es mayor cuando la lluvia se produce en época cercana a la vendimia. El efecto es mayor en terrenos arcillosos, que retienen más el agua.
Se conoce con otros muchos nombres, entre los que podemos destacar Cencibel (La Mancha), Tinta del país o Tinta fina (Ribera del Duero), Tinta de Toro (Toro), Ull de llebre (Cataluña), Arauxo (Galicia), Tinta Roriz (Portugal).
Es capaz de producir vinos con largo envejecimiento, equilibrados en alcohol, color y acidez, da vinos en los que destaca sobre todo la fruta y son suaves al paladar, siendo aterciopelado cuando envejece.
Es una uva poco resistente a la sequía y a temperaturas altas, por lo que el madurar de forma temprana la viene muy bien para su desarrollo. Es muy sensible a plagas y enfermedades.
La tempranilla es una uva tinta de piel gruesa, se da mejor en altitudes relativamente altas, pero puede también tolerar climas mucho más templados. Son uvas que, para obtener elegancia y acidez, necesitas un clima fresco. Sin embargo, para conseguir altos niveles de azúcar y color intenso, se necesita calor. Este contrapunto de climas se da a la perfección en la Ribera del Duero. Por el contrario, en La Rioja, la menor altitud hace que tenga un clima menos fresco y la acidez disminuya, por eso en esta denominación se suele mezclar con uvas más ácidas.
Las bayas son esféricas, de color negro púrpura con una pulpa incolora. Los vinos tienen color rojo rubí, con aromas de bayas, ciruelo, tabaco, vainilla, cuero y hierba.
La uva tempranillo, para demostrar toda su valía, requiere de climas con una importante amplitud térmica, con grandes diferencias de temperatura del día a la noche. En estas condiciones es donde desarrolla su gran calidad aromática y consigue la justa acidez necesaria para que el vino tenga frescura, eliminando los pocos problemas que puede tener esta uva, que son: algo baja su acidez, grado alcohólico y color escaso, pero en estos climas, el vino deja sus problemas a un lado y es excelente
Los vinos se toman jóvenes o con crianza y tanto monovarietales, como en coupage, con frecuencia se encuentran unidos en mayor o menor proporción con garnacha, mazuelo, graciano, merlot y cabernet sauvignon.
Protocolo de cata de los vinos de la uva tempranillo
Vista: Color rojo intenso con matices violáceos en su juventud que tiran a teja con el paso de los años
En nariz: Presenta aromas florales a violeta, de fruta, a fresa, frambuesa, ciruela, frutas rojas maduras, mora, si la maduración no ha sido del todo correcta aparecen algunos aromas herbáceos. Tras la crianza y dependiendo de la madera usada, a vainilla, chocolate, tabaco, torrefactos… También presenta aromas de regaliz.
En boca, la tempranillo muestra una entrada amable, sedosa, con discreta acidez y suavidad. Los taninos son secos, pero no molestan, permitiendo que los que aporte la madera los complemente.
El Roble y el Tempranillo encajan muy bien. Tanto el roble americano como el francés se integran a la perfección con el tempranillo y aportan notas de vainilla y coco, y sabores especiados.
Perfil y carácter del vino de tempranillo: cuerpo, complejo, acidez suave, taninos secos.
Diferencias principales del vino en las distintas zonas:
En Rioja: se suele mezclar con Graciano, que la ayuda a subir la acidez del vino, aportando también color, con Mazuelo, que aporta a la mezcla acidez y tanicidad, aumentando la capacidad de envejecimiento del vino resultante y con Garnacha, que sirve para aumentar el cuerpo y el potencial aromático, haciendo que los aromas sean más complejos.
En Ribera del Duero: la tinta del país está marcada por un proceso de maduración y temperaturas frías que hacen que, en general, las bayas sean de un menor tamaño y con una piel más gruesa. La amplitud térmica es muy alta y como consecuencia de esta y como se ha comentado antes, los vinos son excelentes. En Ribera, se está empezando a mezclar con mucha frecuencia con cabernet sauvignon, o con merlot, siendo estos coupages muy apreciados en Francia.
En Toro: La tinta de Toro es una uva más pequeña, con el hollejo más duro y más potencial de antocianos. Tiene las características adaptadas a la zona y para mi es donde la tempranillo demuestra su mayor potencial.
En Valdepeñas: La cencibel da producciones más bajas que en otras zonas debido a la climatología, al ser una zona árida y seca. Las producciones que permiten en la DO son de las más bajas de España.
En Galicia: La arauxo, debido a donde está situada y al clima que soporta, tiene mayor influencia atlántica y una menor exposición al sol, esto torna la uva a aromas más verdes, ya que la uva no madura con la facilidad de otras zonas, esto aporta a la uva una mayor acidez y amargor. La mayor cantidad de lluvia que soporta la uva, hace que la uva engorde con facilidad, yendo en detrimento de su calidad
En Portugal: Tinta roriz, Portugal tiene un clima típicamente atlántico, pero con más días de sol que Galicia, esto hace que la uva no tenga tanto acidez y amargor que en Galicia y se acerque más a los vinos producidos en Toro y Ribera del Duero
En Cataluña: La Ull de llebre, por los terrenos en los que se asienta, tiene una mayor mineralidad que en el resto de la Península Ibérica. Por otro lado, las producciones por hectárea no son muy bajas, lo que redunda en su calidad.
Maridaje:
Los vinos de esta uva maridan muy bien con comidas fuertes, como pueden ser los asados, cocidos y los platos de caza También pueden ir muy bien con el atún o el salmón a la plancha.
Vinos y quesos maridan a la perfección.
Los tempranillos de Rioja suaves combinan muy bien con los quesos de pasta blanda y corteza comible, como el camembert o el brie.
Los quesos intensos, como el manchego curado, se pueden acompañar perfectamente con un tinto de Tempranillo de Ribera del Duero. Estos vinos tienen la intensidad suficiente para no dejarse “comer”.
Dejaremos para otra uva variedad de esta (la tempranillo blanca) los quesos azules intensos, como el Roquefort, el cabrales y otros similares.
Fuente: Wikipedia , Miteco, Vitivinicultura, Vida entre vinos, Un buen vino, Cata del vino y Riojawine.com